Estudio Bíblico

El velo

"Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra."
Primera Epístola de Corintios Capitulo 11: versículos 5-6

Es importante tener presente que al escribir la epístola a los Corintios, el Apóstol Pablo hablo en el nombre de Jesús; no sólo a ellos, sino también a: "todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo"
Primera Epístola de Corintios; capítulo 1: versículo 2 Con esto en la mente, podemos ver que la enseñanza del velo no fue nada más para una situación socio-cultural de la época específica, sino para todas las iglesias en todo lugar, de tal manera que Pablo hace una declaración dando a entender sin duda alguna, que es la responsabilidad de cada cual llevar a acabo lo que Dios nos dejo para regir nuestras vidas: “Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.”
Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 16

Los Corintios retenían lo que él les había entregado, lo cual expone su grado de entrega. Ellos se apegaron a su enseñanza y la obedecerían, a no ser que recayeran y ofendieran a su precioso Señor. Esta es siempre la prueba primaria de las iglesias fieles, que "perseveran en la doctrina de los apóstoles" (Hechos 2:42) aun en nuestros días. Las enseñanzas que el Señor nos da son sin precio y llenas de bendición si las obedecemos, porque ellas sirven para ministrarnos Su vida, y así le glorifican a Él. “Pero quiero que sepan, que la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer (es) el varón, y la cabeza de Cristo es Dios.” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 3.

La mujer fiel y velada puede ejercer una influencia tremenda y poderosa en los lugares celestiales cuando ministra en la oración e intercesión ante el Padre. La iglesia necesita desesperadamente a tales mujeres que puedan servir en la posición de poder que el Señor les ha dado. “Pero ni (es) el varón aparte de la mujer, ni la mujer aparte del varón, en el Señor.” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 11 Aquí encontramos el equilibrio para lo que se dijo anteriormente: la dependencia mutua del varón y la mujer "en el Señor." Fuera del Señor, la sociedad rara vez realizara el significado bíblico del diseño de Dios y del orden de jefatura. Estas verdades divinas se disciernen espiritualmente y por lo tanto, le son locura al hombre natural (1 Corintios 2:10-16).

Pero "en el Señor," donde "Cristo es el todo, y en todos" (Colosenses 3:11), su señorío sobre cada uno pone en orden las relaciones interpersonales de los miembros del Cuerpo. Este versículo pone un fundamento profundo: las relaciones autoritarias gubernamentales entre Dios, Cristo, el varón, y la mujer. Al tratar con problemas individuales y de la iglesia, Pablo tuvo el discernimiento espiritual para ver la importancia de dirigirse a los principios básicos del problema a la mano. De esta manera, él les enseño a sus condiscípulos a construir su fe y la práctica de ella sobre una base sólida (en Jesucristo). Así evitarían la arena movediza de la ética situacional (que cambia según la situación). El fuego y el viento pudieran probar el edificio de la persona así fundada y no lo destruirían porque estaría seguro en la Palabra de Dios.

Inspeccionemos nuestros fundamentos. Si son defectuosos, quitemos los escombros y erijamos: “...edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor...” Efesios capítulo 2: versículo 20-21 Cristo es la cabeza de todo varón, no sólo de los Cristianos--aquellos que viven bajo el señorío diario de Cristo. Y en la estructura gramática de este versículo, "toda mujer" es el sentido implícito. Siendo que Cristo a todos crea y por todos murió, todos son suyos soberanamente, pero no prácticamente, porque Dios respeta nuestro libre albedrío y no nos impone su señorío a la fuerza.

La jefatura del hombre sobre la mujer NO queda suprimida en la iglesia, porque es un aspecto del gobierno de Dios para la más eficaz realización de sus propósitos. Sin embargo, en el reino espiritual: “no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” Gálatas 3:28. Existe una igualdad espiritual entre hombre y mujer, y el arreglo administrativo de esta vida no la cambiará. Dios es la cabeza de Cristo en el sentido que Él gustosamente se sujetó a Sí mismo en Su papel mediador para la salvación de la humanidad. Esta gran verdad es una base fundamental en la enseñanza del velo, implica el encubrimiento y la crucifixión del yo.

“Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.” Primera Epístola de Corintios; capítulo 1: versículo 4. El término TODO no deja excluido a nadie. Por lo tanto, las organizaciones religiosas que proclaman el nombre sagrado del Señor y a Jesucristo (Dios hecho hombre) en sus sesiones de culto, oración y/o enseñanzas usando cualquier cosa en su cabeza, conforme a la Palabra de Dios... no reconocen el señorío de Dios sobre su cabeza como por ejemplo el “taled” o una “mitra”. No como opinión personal, pero reconociendo la obra propiciatoria, la sangre preciosa de Cristo como nuestro cubierto permanente y todopoderoso, el hombre puede (y debe) acercarse a Dios con la cabeza descubierta.

¿Qué relación existe aquí entre el orden de jefatura y la oración y la profecía?.... que el varón es llamado a revelar la gloria de Dios, cuando ora y profetiza en el nombre de Cristo debe hacerlo con cabeza descubierta (así tipificando la revelación de Cristo). Y si no, manifiesta él su propia gloria, y no la de Cristo como su Cabeza. Así también la mujer en el próximo versículo--si ella no se cubre la cabeza al orar y profetizar, tipifica la revelación de nuestra naturaleza carnal...y avergüenza a su cabeza. El ministerio de Cristo a través de nosotros en la oración y profecía se manifiesta cuando somos obedientes a los arreglos gubernamentales que Él ha establecido. Ellos son los límites ordenados dentro de los cuales debemos funcionar en una iglesia y ante el mundo.

¿Por qué es tan importante el velo? De principio a fin, la Palabra de Dios habla sobre la traición y la desobediencia a Sus Mandamientos... En Números 5:18 vemos que a la mujer sospechada de infidelidad se le quitaba el velo. Esto daba a conocer que se había deshonrado a sí misma y también a su marido. Isaías 47:2-3 nos da una descripción profética de la caída de Babilonia. Allí podemos ver que los pasos hacia la falta de pudor, modestia, y vergüenza se iniciaban con el abandonamiento del velo. Las prostitutas (tan numerosas en Corinto) andaban sin velo; las esclavas y las adúlteras tenían la cabeza rapada. El contexto cultural parece indicar que este mandamiento era sólo una costumbre social temporal para que las Hermanas no fuesen identificadas con las rameras de Corinto.

Pero nada más necesitamos recordar los principios básicos que sostienen la práctica del velo y veremos que supera las costumbres sociales de cualquier nación o cultura. La mujer cristiana que rehúsa orar o profetizar con el velo puesto, rechaza la autoridad de del varón pues rechaza el símbolo de la autoridad que sobre todo es Jesucristo. Al hacer eso deshonra la Palabra de Dios y sus designios gubernamentales. “Porque si la mujer está no velada, que ella también se trasquile; pero si (le es) vergonzoso a la mujer estar trasquilada o rapada, que ella este velada.” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 6. Siendo que es su gloria y una insignia de su feminidad, raparse hubiera sido vergonzoso en la mayoría de las culturas a lo largo de la historia. Pero hoy el sentido natural de la distinción de los sexos se ha degenerado y el uní-sexualismo está de moda.

¿Por qué demandará Dios que si una mujer rehúsa llevar el velo, que entonces se corte todo el cabello? Claramente es porque su gloria debe de cubrirse. Si ella rechaza el velo que sirve para encubrir su gloria, entonces también debe remover la misma gloria (su cabello). La palabra también en este versículo muestra sin lugar a duda que se está hablando de un cubierto que no es el cabello mismo. Queda excluida la posibilidad de que el cabello largo le es dado a la mujer para su único cubierto. Si el cabello fuese el único velo y ella rehusase tener cabello, ¡cómo podría ella aún tener cabello para cortarse! Aquellos que toman la posición que el cabello es el único velo o que mandamiento era sólo de la época, pronto se enredan en algunas absurdidades verbales.

“Porque el varón verdaderamente no debe tener la cabeza velada, siendo la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón.” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 7. La Palabra nos da un vistazo importante al poder que el varón ha de ejercer sobre la mujer--el poder del amor ágape. “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amo a la iglesia, y se entregó a Si mismo por ella”. Efesios capítulo 5: versículo25 “Por causa de esto, la mujer debe tener (una señal de) autoridad sobre su cabeza--por causa de los ángeles.” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 10. La mujer debe tener puesto un velo porque funciona como una señal, un símbolo, o un emblema de la sumisión que ella le muestra a su autoridad, a Dios. Esta señal debe representar la realidad interna de su relación con Dios.

La frase “por causa de los ángeles”, ha provocado mucha reflexión. Lo más probable es que esto se refiera tanto a los demonios como a los ángeles. Los ángeles viven en una relación con Dios de sumisión perfecta y total al contrario del enemigo del Señor. La mujer fiel y velada puede ejercer una influencia poderosa cuando ministra en la oración e intercesión ante el Padre. La iglesia necesita desesperadamente a tales mujeres que puedan servir en la posición de poder que el Señor les ha dado. “Porque como la mujer (es) del varón, así también el varón (es) por (medio de) la mujer, pero todas las cosas (son) de Dios.” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 12.

Otra vez, él hace hincapié en la dependencia mutua entre ellos y en el hecho que el varón nace de la mujer, lo cual fue el caso aun con Jesús en su gran humillación. Pero todas las cosas originan en Dios, pues: “de Él, y por Él, y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amen” Libro a los Romanos capítulo 11: versículo 36. “Juzguen dentro de sí mismos-- ¿es propio que una mujer ore a Dios descubierta?” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 13. Pablo desafía a los creyentes a que reflejen profundamente sobre las verdades y su aplicación que él acababa de compartir con ellos. Basándose en los principios importantes que había establecido, ¿pudiera posiblemente ser propio que una mujer orare a Dios con la cabeza descubierta? El conocía la única respuesta que pudieran dar, según su enseñanza.

Constantemente se demanda el hacer juicios y decisiones de impacto espiritual en nuestras propias vidas y en las vidas de otros. Esos juicios y decisiones se hacen a base de nuestro discernimiento espiritual de la Palabra de Dios y de Su voluntad. Tal responsabilidad nos motiva a buscarle a Él y a escudriñar Su Palabra, y nos conmueva a la madurez. “¿O no les enseña aun la naturaleza misma que si un varón tiene cabello largo esto le es una deshonra?” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 14 La palabra naturaleza implica instinto, o un sentido nativo de lo que es correcto. Dios nos dice: “...ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,...” Libro a los Romanos capítulo 1: versículo 25-26. La palabra deshonra quiere decir -- infamia, desgracia que hace contraste a la gloria, dignidad, y honor. Desde la perspectiva de Dios, el cabello largo le es deshonroso al varón. La distinción externa entre los sexos es un mandato bíblico y lo largo del cabello debe ser una evidencia primaria de ello. La definición de "largo" variara entre diferentes culturas y épocas, pero la persona con discernimiento espiritual podrá percibir los límites para sí mismo y para los que están bajo su autoridad.

“Pero si una mujer tiene cabello largo, esto le es gloria, pues el cabello largo en lugar de un cubierto le es dado.” Primera Epístola de Corintios; capítulo 11: versículo 15 El cabello largo de la mujer es una de sus glorias principales--una expresión tan bella de su feminidad. El Pastor Daniel Kauffman lo dijo aptamente: "El cabello largo es la señal de la relación natural que existe entre hombres y mujeres; el velo es la señal de la relación espiritual que debe existir entre ellos como hombres y mujeres en el Señor." Sólo resta decir, que cualquiera iglesia que se dice ser bíblica reconocerá que las doctrinas de los apóstoles son esenciales para su realización. El velo de la mujer cristiana es una de estas doctrinas. Decir esto no implica que el velo sea esencial para la salvación.

Obviamente no debe igualarse en importancia con enseñanzas apostólicas tales como la encarnación y la redención. Sin embargo, cuando vivimos en desobediencia deliberada, negamos la realidad del señorío de Cristo y ponemos en peligro nuestra salvación. “No todo el que Me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos” Libro de Mateo 7:21. El Antiguo Testamento está lleno de tipos y símbolos que anticipan y preparan para la más plena revelación y realidad del nuevo pacto. En el Nuevo Testamento, el velo nos recuerda que el nuevo pacto y la libertad en Cristo no anulan las distinciones gubernamentales que Dios estableció --siguen vigentes.

Para casi cada una de las Verdades divinas habrá individuos que presentarán objeción. Las razones pueden ser variadas, pero demasiadas veces se tratan de razonar la desobediencia a alguna aplicación. He ahí la manera más "conveniente" de evadir los mandatos de Dios--convencernos de que la Palabra no quiere decir lo que dice. En esta época de un evangelio inferior y casi sin costo, necesitamos recordar que el discípulo no escoge cuales mandamientos del Maestro obedecerá y cuales pasara por alto. El discípulo genuino busca ser fiel en la obediencia a toda Su Palabra. Cristo no obliga a que alguien crea en Él, mucho menos expresa mandatos disciplinarios que sean imposibles cumplir. Sus mandamientos son de una sabiduría más allá de la del hombre.

En las diversas religiones del cristianismo, algunas han adaptado Su Palabra para su propia conveniencia religiosa, omitiendo que las Sagradas Escrituras indican muy claro que no se les debe agregar ni quitar, y sobre todo que no cambian a través de los tiempos, sino que esta Palabra permanece para siempre. Reflexionemos sobre este tema del VELO, NO con las palabras de los hombres, sino de nuestro Señor Jesucristo: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” Evangelio de Lucas, capítulo 6: versículo 46. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 2da Epístola de Timoteo capítulo 3: versículos 16-17.

“...Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” 2da Epístola de Pedro capítulo1: versículos 20-21).